Si alguna vez has enviado un archivo a imprenta y te ha llegado borroso, pixelado o con menos calidad de la esperada, probablemente el problema haya sido uno: la resolución. Aunque en pantalla todo parezca nítido, la resolución para impresión digital es un factor determinante en el resultado final de cualquier libro, portada o material impreso.
En este artículo te explicamos qué es la resolución, cómo se mide, qué diferencia hay entre impresión y pantalla, y qué debes tener en cuenta para que tus imágenes salgan perfectas en papel.
¿Qué es exactamente la resolución de imagen?
La resolución mide la cantidad de detalle que tiene una imagen, y se expresa en ppp (píxeles por pulgada) o dpi (dots per inch) en inglés. Cuantos más píxeles por pulgada tenga una imagen, más definición tendrá al imprimirse.
Por ejemplo, podemos ver como la cantidad de píxeles afecta a come se ven las imágenes:
- Una imagen de 300 ppp está llena de información visual y se verá nítida y profesional en papel.
- Una imagen de 72 ppp puede verse bien en pantalla, pero al imprimirse se verá borrosa o pixelada.

¿Por qué se ve bien en pantalla pero mal impresa?
Las pantallas de ordenadores y móviles trabajan con resoluciones mucho más bajas (generalmente 72 o 96 ppp). Esto hace que muchas imágenes descargadas de internet, aunque se vean bien en tu monitor, no sean aptas para impresión.
Por ello, hay que recalcar que lo que se ve bien en pantalla no siempre se verá bien impreso.
Por eso, para imprentas profesionales como Impresión Diverso, se recomienda siempre trabajar con archivos a 300 ppp reales.
Tamaño + resolución: dos caras de la misma moneda
Una imagen no solo debe tener buena resolución, sino también el tamaño adecuado. Por ejemplo:
- Una imagen de 600 x 900 píxeles a 300 ppp solo se puede imprimir en unos 5 x 7 cm sin perder calidad.
- Si esa misma imagen se estira a tamaño A5 o A4, perderá definición.
No basta con cambiar los ppp en Photoshop si la imagen es pequeña: no puedes inventarte píxeles que no existen. Aumentar la resolución artificialmente no mejora la calidad.
¿Qué pasa si uso imágenes con baja resolución en un libro?
Cuando la resolución para impresión digital es insuficiente, se producen errores como:
- Imágenes borrosas o poco definidas
- Píxeles visibles en fotografías
- Gráficos con bordes dentados
- Texto convertido en imagen ilegible
Esto afecta directamente a la percepción profesional del libro. Incluso si el contenido es excelente, una portada pixelada o unas ilustraciones poco nítidas pueden echarlo todo a perder.
¿Cómo comprobar y preparar tus imágenes correctamente?
Aquí tienes algunos consejos prácticos:
- Trabaja siempre con imágenes originales o en alta resolución. Evita capturas de pantalla o imágenes descargadas de internet.
- Usa software de edición profesional (como Photoshop, Affinity Photo o GIMP) para comprobar el tamaño y resolución.
- No incrustes imágenes de baja calidad en tu archivo de maquetación, aunque se vean bien en pantalla.
- Exporta el PDF final para impresión con resolución de 300 ppp y sin compresión excesiva.
¿Y si mi imagen tiene menos de 300 ppp?
Si no puedes reemplazarla, puedes considerar varias opciones como, reducir el tamaño de impresión de la imagen manteniendo así su nitidez, aplicar diferentes filtros o efectos que disimulan la baja resolución o consultar con un diseñador si es posible vectorizar o mejorar la imagen.
Pero lo ideal, siempre, es trabajar desde el principio con imágenes preparadas para impresión.
Recapitulando: qué debes tener en cuenta
- La resolución para impresión digital debe ser de 300 ppp reales.
- El tamaño y la resolución deben estar en equilibrio.
- Las imágenes deben verse bien en papel, no solo en pantalla.
- Comprobar las imágenes antes de exportar el PDF final evita errores costosos.